Desde la Cámara de Aseguradores de Venezuela (CAV) se viene realizando desde hace cuatro años un estudio sobre las necesidades de aseguramiento de la población de bajos ingresos en Venezuela.
La investigación fue publicada en dos tomos titulados "Seguros al Alcance de Todos", y estuvo a cargo de la presidenta ejecutiva de esta asociación, Alesia Rodríguez Pardo, con el apoyo de todo el gremio.
Se trata de un proyecto que coloca a Venezuela como pionera en Latinoamérica, al comenzar antes que otros países a estudiar el acceso a los seguros en los niveles socioeconómicos más bajos.
Los dos tomos presentados están basados en un trabajo de campo realizado por la encuestadora de la CAV que cubrió más de 75% de la población de bajos recursos, con una base de hogares conformada por 2.000 personas. La muestra estuvo compuesta de la siguiente forma: 14,7% de hogares del nivel socioeconómico C-; 33,4% del estrato D; y 52% del E.
Técnicamente este seguro está diseñado para que sea viable y sustentable en el futuro. Es así como el servicio tiene un impacto social verdadero, aún más en la realidad inflacionaria y de costos actual. Esa es la manera de poder cubrirlo adecuadamente y en unos rangos accesibles.
En el mundo se evidencia la importancia del uso de canales masivos de distribución a bajo costo para poder llegarle a la gente de los niveles socioeconómicos más bajos, sobre todo por factores como la ubicación del hogar. Es muy importante pensar en función de esas necesidades y precisamente ese es el gran reto que tiene el sector asegurador a escala mundial.
En algunos países se está usando mucho a los bancos microfinancieros, y a la banca universal en general. El sector lo utiliza para apoyarse sobre todo en la plataforma de red que tienen estas instituciones bancarias.
Sin embargo, en Venezuela, por la nueva ley, la banca ya no puede utilizarse como antes.
La plataforma bancaria era importante y como forma de distribución sirvió, no solo hizo crecer la penetración de los seguros, sino que también ayudó a bancarizar. Incluso a través de las estadísticas se reflejó que 60% de los seguros que se vendieron con esa estrategia fue a sectores de bajos recursos.
La tendencia ahora podría ir hacía servicios de consumo masivo o servicios públicos, como la electricidad o el teléfono, por ejemplo. En Sudáfrica a través del celular se pueden pagar pólizas. Todo el mundo tiene un celular. En Venezuela se ha tratado de impulsar, pero el tema es que cada país tiene regulaciones distintas, y en nuestro país hay temas de regulación que todavía hay que entender.
Las principales necesidades de esos venezolanos que conforman los estratos más bajos son la salud, la seguridad y la muerte. Sin embargo, lo que más preocupa es cómo la gente de esos niveles socioeconómicos ve el riesgo al que está expuesta. Muchos no se han dado cuenta de los riesgos que corren, o se acostumbraron a vivir de esa manera. En el estudio, se busca entender el nivel de vulnerabilidad al que está expuesta esta parte de la población.
El reto en cuanto a los estratos de menos recursos es que se trata de una población cuyo comportamiento en riesgo es bastante desconocido. Y el seguro es la gerencia del riesgo.
Tiene que haber un proceso de aprendizaje en donde lo técnico sigue siendo importante, es decir, si la aplicación no funciona, todo queda en solo buenos deseos. El mejor impacto social que una iniciativa puede tener es lograr ser sostenible en el tiempo. Así es posible que todos se beneficien.
La cobranza también es importante, tiene que ser un mecanismo automatizado, que garantice la eficiencia y a su vez baje costos, esto a medida que se automatice el sistema, incorporando tecnología. Esto baja toda la cadena de costos y todos salen beneficiados.
Está claro que ofrecer este tipo de seguros es una actividad masiva, de mucho volumen y bajo margen de ganancia. El impacto social no puede estar desprendido de que tenga eficiencia, eficacia y buenos resultados económicos, que a su vez retroalimentan el proceso. Hay que recordar que en el año 1994 las primas representaban el 1,5% del Producto Interno Bruto. Mientras que ahora ese porcentaje está en 3,5%. Esta es una de las cifras de penetración más importantes de la región.
El sector llegó a crecer por encima del PIB, y esto quiere decir que la gente está teniendo acceso al seguro. Más allá de que el ramo esté creciendo, esto indica que la gente está buscando protegerse más. Pero ese crecimiento del sector se dio por varias razones, entre ellas la apertura de muchos canales y alianzas, la sofisticación a través de la tecnología, sobre todo en cuanto a atención al cliente.
Una protección más integral tiene que venir del diálogo público-privado, involucrar todos los actores: clínicas, hospitales, aseguradoras, todos. No hay que olvidar que ante la ausencia de un sistema de salud público y asistencia social integral en el país, el sector asegurador es un actor más. No se puede, ni se debe, sustituir la salud pública ni la seguridad social, la idea es sólo la de integrarse a las politicas asistencialistas públicas.
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